martes, 12 de mayo de 2015

Es un desafío dejar de jugar

Ok, estoy en pleno momento de entusiasmo.
Es fascinante analizar como todas las conexiones de neuronas a veces se ponen de acuerdo para idear creaciones igual de increíbles y apasionantes.

Mi vida cambia minuto a minuto y aburrirse no es una opción, cuando mi imaginación se adueña de la mente. La búsqueda constante de conocimiento tiene consecuencias complicadas y concretas: la invención de mi primer juego de mesa, obvia decantación de mi identidad timbera.
Es una forma de contribuirle al mundo que me crió con Monopoly, Carrera de Mente, TEG, Burako, Dominó, Ajedrez, Truco, Escoba de 15, Casita Robada, Chin, Poker, BlackJack, Pokemon, Yu-Gi-Oh, Digimon, etc.
En un comienzo, una persona consume cierto aspecto de la vida que l@ rodea; pasadas ciertas horas de derecho de piso y de acostumbramiento al entorno, esa persona tiene dos opciones: prestarle poca atención y seguir siendo consumidor/a o volverse parte del grupo de gente que forma parte del mismo. En la bifurcación de este camino se define si esa es una persona común, "normal" como lo llaman algun@s, o alguien que encuentra disfrute en la creación e innova sobre lo que le gusta. Yo pertenezco al segundo grupo.
Mi devoción hacia el Roller Derby, mi identidad de nerd-ENTP-gamer-timbero, y el fomento que recibí por todos lados para tener ideas nuevas se transformaron en lo que le estoy dedicando alrededor de 5 horas por día para mejorar y difundir. Debo agradecer a ambos padres por no censurarme nunca ni juzgar mi locura, que tarde o temprano iba a dar algún fruto palpable...y esto es recién el comienzo ;). También a mis amig@s que me bancan, estén donde estén, y a la profesora Adriana Scheinin por enseñarme teoría y práctica de "juego".
Sigo pensando en actuar, dirigir, salir con chicas, pero mi dedicación más grande hoy en día está en darle forma a una de las mejores ideas que tuve hasta la fecha.
CASI no me voy a Mendoza el finde pasado y CASI me pierdo la oportunidad de despertarme en la casa de un mendocino muy amable que casi ni me conocía y que me ayudó notablemente en la creación del juego. Así que, Nicolás Flores/Gengar #94, gracias, te debo mucho de lo que estoy haciendo ahora.

Soy así, pasional, acciono sin pensar en las consecuencias, pero muy vivo. No estoy desnudo en medio de la Calle Corrientes, sino que por ahora ando con poca ropa en Richieri y Comahue, en Neuquén. Falta poco para comprarme más pilchas y verme como un dandy para mi primera presentación.

Mientras tanto, sigo viviendo cada día como si se fuera para no volver y concretando sueños que tenía de chico. No, todavía no me persiguen las mujeres ni estoy trabajando en una peli con Szifrón, pero denme tiempo y ya lo verán.

La felicidad no tiene precio y yo sigo esquivando las normas boludas del Sistema, caminando entre la gente como si fuera un@ más, pero por dentro me regocijo conociendo personas que pudieron ser mis mejores amig@s si la vida nos hubiera presentado antes y dándole rienda suelta a mis ideas.

La belleza y capacidad artística no se pueden medir en algún tipo de regla twittera de la televisión, ni en un reality show; esta es la vida real y somos nosotr@s l@s que vemos o no vemos eso.

Mis poemas expresan lo que está adentro mío pero mi lógica no se anima a decir por miedo. ¿Miedo? ¿Miedo de qué? No, no tengo nada por perder, pero sigo siendo un ser humano débil de carne y complejo de espíritu.

Voy plantando semillas en cualquier tipo de suelo, hasta en el más árido, porque tengo confianza de que pueden florecer y darle al mundo más de lo que la Tierra se cree que merece. No puedo evitar ser docente las 24 hs del día...y ser hijo de una ex-maestra jardinera.

¿Qué más puedo decir? El tiempo vuela y deja de tener relevancia cuando se está poniendo tanta energía positiva a la vida. Soy felíz, con tilde, definitivamente, y sé lo que hago porque las herramientas que me dieron toda la vida no están empolvándose en una caja, sino que están desparramadas sobre la mesa, con mucha vida y charlando entre ellas :D.

Mi camino sigue hacia la Suiza argentina (poneeele), con más incógnitas en el porvenir, pero una sonrisa de satisfacción en el rostro.
Quién sabe cuándo terminará mi viaje o cómo, pero por ahora, estoy viendo que puedo ser quien me propongo, si así lo quiero.