sábado, 9 de septiembre de 2017

Lo malo de ser bueno

Este año me alejé de las personas que más me aman y así lo pago: estando solo y desolado. No porque no me guste esta soledad, sino que porque este año fue/es más negativo que positivo, y lo lamento.
Sólo puedo rescatar positivamente para mi posteridad el conocimiento que me está brindando el posgrado, el grupo de Doctable, haber sacado a la venta "Fuegos Profesantes" y "Semalim" con su asegurado éxito futuro. El resto fue supervivencia y utilizar todos los recursos que tengo a mano para no sentirme tan miserable. Pedir perdón a mi gente por ser así de terco este año y por lo poco que pude lograr a nivel personal, en comparación con la estima que me suelo tener.
Vuelvo a enterrarme en los vicios, algunos que desconocía que tenía o que existían, pero sigo ahí adentro.
Necesito un poco de ese ska que tanto me anima a seguir vivo: un poco más de Asesinos Cereales, la Skandalosa, la Banda Invitada o siquiera un toque de punk de Carmina Burana, Krestamurti o cualquier otra banda copada cuyas canciones me sé de memoria para moverme y agitar mi vívido líbido interior.
Descubrir que mi poesía nunca jamás va a llegar a tener la calidad silábica que debería tener porque la escribo así, como me sale.

No espero que estas palabras lleguen a algún lado o que sean eternas o que cambien las realidades, pero suman algo.
Yo sé que mis acciones van a ser eternas y que si me lo propongo puedo alcanzar lo que quiera, aunque a veces tome más tiempo (como mis súplicas para trabajar en una escuela de este año).

Se sorprende tod@ aquel al/la que le digo que ya tengo planificados los próximos cinco años de mi vida y dudo que los vaya a modificar demasiado, porque es el anhelo de toda mi adolescencia y temprana adultez. Y que voy a ganar un Oscar y que voy a rechazarlo, aunque todavía no sé bien en qué categoría, dado que tengo un rango de trabajo bastante amplio en lo que respecta a mi creatividad.

Escribo todo esto desde el dolor, físico en este caso, porque no pensé que una muela de juicio pudiera ser tan tortuosa tanto adentro como mirándome desde afuera de la boca, con sus puntas afiladas riéndose de mí, mientras que apenas si puedo abrir la boca y ya intenté reírme y me duele como si tuviera astillas clavadas en las encías.
Se ríe de mí porque sabe que me ganó, que es victoriosa en lo que buscaba, que sabe que no sólo por ella tuve que renunciar a una oportunidad única, que este año me hubiera dado una gran visualización teatral y me hubiera llevado a grandes escenas cordobesas, aunque en realidad eso no se correspondería con lo que esta provincia y esta ciudad específicamente hizo por mí durante el año. Empezaré mis 28 y este Rosh Hashaná con otra energía, con más soledad que amistades desparramadas, con más knishes que budines y con más maror que tapuaj udvash.

Sabe que ahora estoy escuchando un programa de poesía que no me entiende ni me interpreta, solamente pretende satisfacerme o acompañarme en esta desidia temporal.
Aún así me trato de acomodar en esta plenitud poco escindente, sea lo que eso quiera decir.

Detesto este tiempo muerto entre no saber qué hacer para empezar a laburar, que no tenía desde hace dos años, aunque ahora es más prolongado y espero que no se me vuelva a repetir en toda mi vida, y la necesidad imperiosa individual de tener que hacer muchas cosas y preferir procastinarlas porque por dentro hay una sensación de vacío que sólo se llena "dignificándose".

También el hecho de analizar las vidas de las personas trans y decirme "puta madre, qué bien que la paso y no me doy cuenta" me hace sentirme más miserable. Yo me puedo salvar de esta desidia, y puedo ayudar a que la sociedad también, haciendo que cada persona sea libre de creer o sentir lo que quiera, no debería haber leyes impuestas y estúpidas para eso.
Organicémonos como sociedad, no nos matemos entre nosotr@s.

No tengo mucho más por contar por ahora, ojalá no estuviera en este lapsus laboral tan patético que me hace cuestionarme todo lo que hago, simplemente porque no estoy trabajando en este momento (bah, es decir, no estoy trabajando "formalmente", porque una Pyme individual sigue siendo una Pyme).

Mi última entrada con 27 está frustrada porque a la sociedad cordobesa no le gusta mi cara, o mi curriculum, o mi presentación personal, o no llené y presenté los papeles a tiempo, o los papeles adecuados, o porque no tengo Wattsapp o Facebook, o porque vivo en un pasado y presente distinto del de la mayoría, o porque me respondo a mi mismo escribiendo acá, o porque estoy escuchando El Otro Yo y Mueran Humanos, o porque me gusta embarrarme las manos y las patas en lo que la sociedad se niega a ver... o porque soy porteño y judío.

No sé... espero que el 5778 sea más fructífero que estas manzanas podridas sin miel.