Hoy no es un buen día para escribir acá e inmortalizar lo que siento, pero lo voy a hacer de todos modos.
Estoy enojado con muchas cosas y con muchas desexplicaciones que vivo a diario. Salí de ver una obra de teatro que no comprendí en lo más mínimo y me da bronca que un texto tan poco argentino y tan posmodernista esté en el San Martin (por respeto a mis colegas no voy a decir de qué obra se trata, pero creo que se sobreentiende cuál es). Eso dentro del plano teatral, que dicho sea el paso, me angustia su paradoja de que sea casi obligatorio ir en pareja o con más gente y yo termine comiendo comida recalentada en el microondas en lugar de debatir algo inexplicable en Güerrin.
En otras artes debería investigar un cachito más (si pudiera sacar la nariz de los libros) o al menos informarme, pero no creo que sea muy diferente el panorama del común al que imagino en mi cabeza.
Puedo hablar de la música un rato. De ese nuevo disco que sacó hace poco la banda que empezaste a escuchar la otra semana, que me parece demasiado potente y ruidoso para lo que estoy acostumbrado. O pasarme un rato por la galería de la nostalgia y llorar porque no tenía 6 o 7 años más en el año 1999.
Sería en vano, ahora que lo pienso bien.
Ya ni creo en ídolos, ni en banderas, ni creo en mi.
Me veo como un ser capaz de cualquier cosa pero me veo en el espejo y me doy asco. Y lástima.
No tengo ganas de ver a nadie ni de salir con ningún ser humano. Pero la necesidad de estar tranquilo en mi casa, abrazado, tirado en la cama, hablando de esos secretitos estúpidos, o aunque sea mirando el techo con los ojos cerrados, siempre están presentes y me invaden a cada segundo de frío y de paz.
Ya me cansé de verme solo o de la forma ficticia en que tengo que pensar el sexo en un escenario, en algo pactado y secuenciado, cuando miento todo el tiempo. No puedo "hacer que acabo de coger toda la noche" cuando en mi vida real no conozco de qué se trata. Ní me acuerdo de quién soy yo teniendo sexo. Me gustaban algunas cosas antes, disfrutaba de otras y gozaba mucho, por lo que recuerdo. Pero no más que eso.
Tampoco tengo la esperanza de volver a hacer algo asi hasta dentro de 6 meses, cuando me vea al espejo, me reconozca y me guste.
Ya me aburrió usar el MSN para hablar con las personas, o verme sumergido en un medio virtual casi inmortal y enfermo. Me gusta ver a una persona a la cara y hablar con las miradas. Lástima que detesto que me vean a la cara en este momento. Quiero que quieran hablar conmigo o que quieran verme. ¿Pero no ahora?
Hasta hablar otro idioma me enerva en este momento. O pensar en hacerlo las 24 hs del día (aunque quiera viajar y conocer esos otros mundos estudiando allá).
No son las no parejas el problema hoy, sino yo. Es más personal el tema. Mientras mi celular y mi mp3 se mueren y mi pantalón de tan negro se pone azul, yo medito sobre mi mirada a mi mismo.
No espero una rta de nadie en este blog, pero si no me lo saco de encima de algún modo, de nuevo gritaré sin dirección como un desaforado. ¿Por qué no una página de word? Porque eso moriría como un recuerdo de mi computadora y siento que le escribo a la nada ahí y yo no soy asi. Sería como si un suicida se mata a escondidas y se desvanece para siempre; su sentido primordial no estaría expuesto.
Me aburrí de la vida, che. No quiero más nada y me embola soberanamente tener que seguir haciendo esto por un tiempo más, hasta que explote o me reciba.
Irónico que quiera ser una voz para las masas (aunque mi número perfecto sería entre 12 y 15 a la vez, o 150 a 200 en un teatro) y mi relación con los demás sea tan incómoda. Tan difícil es bancarme y tan poco me doy cuenta de eso y de sus consecuencias constantes y consecutivas.
Me voy, no pienso hacer más nada ahora, si hasta me aburrió fantasear sabiendo que no voy a tener nada porque yo realmente no quiero.
Satisfago mi cuerpo en vano y me duermo.
Buenas noches