martes, 11 de julio de 2023

Recordandote

Volver al barrio
A visitar aquello que dejé en el tiempo
Recuerdos de una vida por años
Cristalizada en ojos ciegos.
Volver a ver un mundo que ya no está más
Calles llenas de confianza y corazón
Que apañan el dolor
En plazas de murgas y de color
Una nostalgia de lo que el ayer me dio.
Ir al kiosco de Lucho a comprar
O pasar los domingos a la mañana por el Capitán Galán
Ver la moda florecer
En una marquesina que viste a la señora que quiere verse bien.
El Greco y la Pedrera siguen ahí
Con un arte en el paladar
Difícil de imitar
Que te invita a volver a amar.

Saavedra, mi barrio de la infancia
Mi viejo hogar, mi lugar.
Saavedra, cómo me aprieta la nostalgia
De volver al barrio una vez más.

Aprender a correr en Parque Saavedra
Picar la pelota en la vereda
Jugar en la plaza detrás de la histórica hinchada
Escuchar la comparsa que te despierta.
Quedarse charlando en el barrio con Fernán
De futbol y la vida con Osvaldo
O con cualquier ex-amigo del Senet
Que te podés encontrar a diario.
Ver las pintadas del corredor Calamar
Y la alegría de una victoria
Cuando era un indiscutido de la A.

Saavedra, mi barrio de la infancia
Mi viejo hogar, mi lugar.
Saavedra, cómo me aprieta la nostalgia
De volver al barrio una vez más.

Ya no vivo más por allá
No veo al 151 pasar por la esquina
Veo un fragmento de mi joven vida
En fotos amarillas
En diapositivas
De lo que viví en familia
Para ir a otro lugar
Y volver a empezar.

Me debía escribir alguna vez sobre el barrio que me vio nacer y crecer. Yo soy de Saavedra, aunque los límites geográficos no se decidan de si es Núñez, Saavedra, Coghlan o Belgrano. Ese es el barrio que me vio crecer, el que nombro en este intento de canción tanguera que quise hacer acá. No entiendo nada de música como para meterle unos acordes, por lo que invito a quien quiera y/o pueda, a que lo haga.
Estuve 23 años viviendo en el mismo lugar, con todo lo que eso significa y lo que me produce cada vez que vuelvo a visitarlo y charlar con todxs lxs vecinxs que me conocen desde que aprendí a caminar.
Me acuerdo al día de hoy, con el guardapolvo puesto, cuando fui a El Greco y al kiosco de Lucho muy contento y animado a contarles que terminé 7° grado. O cuando mi hermano trabajó como canillita para Osvaldo, que es a quien mi viejo le compra el diario y con el que se queda charlando siempre.
Esa cosa tan de barrio que hoy en día es difícil de ver, sobre todo afuera de Buenos Aires. Es ese no-se-qué que qué-se-yo que tiene o más bien tenía la ciudad que la hace tan especial. Y que el tiempo y los gobiernos que se criaron en Palermo y Recoleta no entienden y se esfuerzan por destruir para que no se sienta más. Porque el barrio es nostalgia pero también es un sentir colectivo, una forma de ver la vida desde lo popular, desde lo que se plantea en las calles. Escuchar y ver la comparsa apoderarse de Parque Saavedra y de los corazones de las personas es hermoso y me devuelve al niño que picaba la pelota de basket y le tocaba el timbre a Guille para ir a jugar a la plaza.
Es una vida que sé que no existe más pero que es parte de mí. Y como soy artista me toca comunicarla para que otras personas puedan sentirse identificadas.

Paralelamente a este escrito tan del pasado me gustaría dejar inmortalizadas unas palabras que le escribí a un grupo del cual me despedí la semana pasada porque no trabajaré más en esa escuela. Existió una conexión desde el primer día (dado que es un primer año y les tuve su primer día de clases del secundario) y una sensación muy hermosa, que me tocó darle un cierre porque no me sentí acompañado por la institución para continuar trabajando de la manera que yo quería. Esto se me ocurrió mientras veía una milonga, afectándome en mi corazón porteño, pero ya instaladísimo en Mendoza. Así que aquí va:

Para mis camaleones en construcción - 03/07/2023

Muéstrense siempre como quieran ser. Sean la convicción de lo que aman.
Vayan a buscar eso que no existe.
de un mañana eterno, pero pasajero.
Disfruten cada momento como si fuera el último, den todo en todo lo que hacen.
Sean felices hasta cansarse. Vivan su propia realidad.
Cambien de piel, de grupos, de amistades. Vuélvanse camaleones sociales.
Caigan bien, caigan mal, pero caigan y vuelvan a levantarse. En compañía de la gente que les quiere ver crecer.
Sean la expresión de lo inesperado. Del mundo nuevo.
Una vida rodeada de promesas y de sueños.
La vista al frente y la postura erguida, mirando con brillo en los ojos y fuego en el alma hacia lo que vendrá.
Hacia lo que sólo ustedes pueden construir.
Armen los cimientos de su identidad individual y colectiva.
Las estructuras que les ayuden a sostenerse con firmeza.
Jueguen con lo que pretenden ser y búrlense de la gente que envidia su progreso.
Sólo ustedes sabrán cómo continuar su propia historia. 
(o quizás no ;))
1°2a. Gracias por todo lo que me dieron y por lo que crecieron conmigo en estos cuatro meses.
Brindo por ustedes. Brindo por dedicarme a lo que más me gusta. Y brindo porque logren todo lo que se proponen.
El porvenir les está esperando.
Nos vemos en el futuro.