jueves, 18 de abril de 2024

Resabios de un mundo que ya no existe

Luego de una charla con mi abuela me di cuenta que nos enroscamos hablando de una forma de vida que conoció ella y que yo apenas percibí en los ´90, que ya dejó de existir. ¿Para siempre? No lo sabemos.
Ya no podemos pensar un mundo sin celulares, sin computadoras, sin nuevas tecnologías que nos van modificando la calidad de vida constantemente, para mejor o para peor.
Ya no sabemos si lo que buscamos en internet es real o no, cuando incluso lxs propixs periodistas desinforman o malinforman, confundiendo información real con falsa. Por un lado es positivo que no exista más una verdad absoluta, inobjetable y supuestamente empírica, pero por el otro no sabemos en qué creer ni en qué basarnos. La concepción que teníamos de cualquier tema se convirtió en polvo luego de la última pandemia. Dudamos de todo lo que vemos, oímos y conocemos.
No sabemos qué hacer cuando hablamos de un tema o cuando alguien nos comenta alguna noticia. No hay diferencia entre si lo que se publica son sandeces privadas o noticias serias. No distinguimos lo importante de lo banal.
También estamos quienes vivimos parte del siglo pasado, como si el cambio de milenio hubiera ido cambiando paulatinamente quienes somos y qué objetivos tenemos o cuál es nuestra cosmovisión (o "cosmoaudición" como dirían lxs Tojolabales). No se promociona la lectura masivamente, no se plantean debates en plazas, en reuniones cara a cara, en asambleas multitudinarias... todo pasa por el mundo virtual. Y así como es de virtual, así nos distanciamos y diferenciamos de la mirada, de la comprensión de la otra persona y del abrazo. Sí, es un beneficio para organizar algo colectivo, pero es más difícil bucear entre opiniones encontradas, entre diálogos que no llegan a ningún lado y entre granjas de bots (no puedo creer que exista algo así de distópico) que dicen mentiras para agradar a quien les programó.
No hay más momentos incómodos porque no hay más momentos de esparcimiento colectivo: todo está mediado por el celular.
La "moda" es efímera, volátil y visual. No sirve de nada escribir mucho, ponerse a racionalizar o predecir comportamientos en grandes tesis porque nadie las lee. Escribir pasó de moda; ahora lo que vale es hacerse viral con videos. Y mal que me pese, si quiero colaborar para mantener la estabilidad del teatro me voy a tener que subir a ese caballo, aunque los coces del nuevo milenio me quieran tirar al piso y hacerme morder el polvo. Me encanta escribir, así como lo descubrí de manera expresiva, resiliente para conocerme a mí mismo y entender lo que me pasa. Otra de mis pasiones que me atrapó y que me besa la mejilla porque le rindo honores mientras me hace inmortal.
¿Nos olvidamos acaso de los beneficios de la escritura? ¿De la dedicación de palabras específicas, de colores y sabores que se pueden sentir en el descubrimiento de nuevos libros y de la charla con personas afines? ¿De los silencios que se sienten en las bibliotecas mientras los libros hablan entre ellos?
El silencio. Eso es lo que dejó de percibirse y cada vez atonta y marea a más personas sin que se den cuenta. O nos demos cuenta de que todo ese bullicio que pasaba en nuestras cabezas no era producido dentro de nuestra mente sino en el medio que nos rodea. No podemos apagar esa música constante y ese latido de las máquinas que todo el tiempo nos invaden con sus pitidos, motores, golpeteos, regurjitaciones eléctricas o mecánicas.
Ya no se considera a los medios naturales como aliados de nuestra vida sino como un estorbo, olvidándonos que somos uno con la naturaleza. Y cuál es nuestra naturaleza.
Dejamos de ser nosotrxs en un mundo que poco a poco va prescindiendo del ser humano, aunque se empecine en seguir reproduciéndose y seguir amalgamándose con sus creaciones futuristas.
Preparamos a las generaciones futuras para mundos que no conocemos, porque hace diez años el planeta era uno y ni nos íbamos a imaginar las catástrofes bélicas (aunque un poco predecibles), las calamidades climáticas (aunque también gráficamente comprensibles) o el encierro colectivo que nos atravesó como una lanza en el pecho de la calidez social. Hoy salimos de a poco de ese terror individualista, prestándole mayor atención a nuestra salud mental y a nuestros seres cercanos, porque no sabemos si mañana vuela todo por los aires nuevamente y nos prohíben volver a vernos... otra vez.
Mientras tanto, no queda más que seguir documentándonos de la manera que sea, considerando quienes somos en un presente que se asemeja más a Skynet y menos a las complicaciones neuróticas del Siglo XX.

sábado, 2 de marzo de 2024

La economía nos robó la vida

 No es por tener un tema preciso del cual hablar sino para despuntar el vicio de la escritura que descargo palabras virtuales el día de hoy.
Volví a comenzar las clases presenciales con alumnxs y a reivindicar la pasión y el disfrute que siento por mi trabajo. (¿Trabajo? Según Bob Black si una actividad se disfruta de esta manera no cuenta como trabajo sino como oficio o vocación.)
Armé nuevamente los horarios en las escuelas pero esta vez privilegiando mi salud mental y mi necesidad de estar tranquilo y a gusto con lo que hago. Me organizo con proyectos intermitentes, personas que están presentes y una constancia por ser quien soy en mis 34 años de vida en los que siento una gran plenitud.

Although, me atraviesa otra crisis más, otro escupitajo desde el gobierno del economista que, obviamente, ve a los humanos como recursos para llegar a un fin, no como personas tridimensionales con conflictos cotidianos, siendo el más urgente de ellxs la inflación y la devaluación de sus ingresos.
Duelen las emergencias sociales y las medidas que se alejan del bienestar de las personas que trabajan día a día o la falta de empatía con quienes no realizan esa labor porque ya la han hecho o porque no están en condiciones de hacerlo. Estamos en un territorio muy confuso de incertidumbre y falta absoluta de empatía como castigo por votar mal (ayer u hoy). 
Si bien comparto el hecho de que hay muchos puestos políticos ocupados por inútiles a dedo y que el Estado se agigantó demasiado con el kirchnerismo, pero falta abrir un poco más el panorama para entender que lo que se está haciendo son hachazos al aire sin una precisión comprensible, dictaminadas por una persona con aires megalómanos y adicta a las redes sociales, que cree que puede hacer lo que quiere porque nunca le pusieron un límite para ver la vida desde el lugar de la otra persona, tal cual sus seguidores, que no sabe lo que es tener un laburo de mierda y llegar agotado a la casa para volver a empezar al día siguiente en un bucle infinito de desesperación y tortura vivencial.
En serio que quería hablar de otro tema, pero la urgencia de vivir en una crisis constante en la que nadie se pone de acuerdo y donde falta la capacidad de ver a lxs demás se filtra por todo lo que soy, incluso en mis escritos. "A lxs argentinxs les gusta vivir así" me diría mi compañera venezolana, y sí, es nuestro goce en el dolor y la queja constante. Nos quejamos, votamos mal, vivimos cada vez peor, volvemos a votar, nos volvemos a quejar, pasamos por otra inflación galopante, votamos nuevamente, llegamos a tener bienestar por unos segundos para desembocar en un catástrofe, nos quejamos, volvemos a votar mal y volvemos a repetir el ciclo. Somos un país masoquista e indeciso que se abraza cuando está bien y se queja cuando está mal. Que habla de federalismo y piensa en Buenos Aires. Que le cree a trolls de internet pero no busca lo que pasa en realidad porque prefiere que le digan en qué pensar. Se adolescentiza poniendo todo en la misma vara de valor: tanto una pelea ocasional del presidente con una popstar como el uso del lenguaje inclusivo en los discursos oficiales, mientras por detrás hacen comercios vendiendo puertos al Uruguay o explotaciones de litio a empresas extranjeras. "Que la casta pague"... pero ni yo ni mis amistades ni mis alumnxs tenemos ese dinero, aunque nos lo saque del bolsillo, como viene haciendo. Me molesta la banalización de la vida cotidiana, pero no puedo más que pelear desde mi trinchera para cambiar algunas realidades hoy y dejar un mensaje cotidiano, un testimonio de qué pasó en este momento exacto de la Historia nacional, en la que se volvió a privilegiar la economía por sobre el resto de las funciones cotidianas, con un presidente que no entiende de empatía pero sí de show business.

Podría dedicarme a algo más poético, más artístico, siendo que tuve la oportunidad hace no mucho de reencontrarme con la otra parte de mí, con ese abrazo al alma que me significa cumplir mis sueños cada vez que la veo a los ojos, en cada ocasión que nos dejamos seducir por el tiempo y la distancia y apaciguamos y reavivamos un fuego que sabemos que está ahí pero no nos animamos todavía a encender cual ritual primigenio para encender nuevas vidas. La cancelación de Cronos por Airón, gracias a tomar de las mechas a Kairós y embebernos en una vida de eterno goce que todavía no se concreta pero que marca su territorio en nuestras agendas y, ahora, en algunos fotos que parecen protagonizadas por el Doc Brown y Marty McFly.
Se funden persona y personaje en lo que somos, en lo que mostramos, pero extripándonos las máscaras sabemos quiénes somos. Sabemos que nos tenemos aunque no nos veamos, que estamos siempre ahí, con palabras que no están en el diccionario y nos definen, y nos interpelan. Nos gritan, nos martillan por el placer que sabemos que sentimos al reconocernos en ese abrazo que se queda siempre corto, siempre fugaz, siempre evanescente.
Parece que la serie tiene giros pedidos por el público, quien ama este ida y vuelta constante tan efébica y desesperada. Cuando madure la relación y cumpla lo que tiene que cumplir, será otro el resultado y empezará la nueva temporada, que promete muchas emociones y muchísimas risas y llantos.

Sigo creando, sigo creyendo que puedo seguir adelante, laburando porque sí, porque es lo que amo y porque doy todo de mí en todo lo que hago, siendo consciente que los años pasan y que tengo que elegir las batallas con inteligencia si pretendo cumplir con los objetivos trazados. Por eso no fui hoy al carrousel de la Vendimia, porque necesitaba estar conmigo un rato y escribir. Y volver a armarme de valor para enfrentar el día a día, los aumentos de precios, la inflación, la creación de enemigos que recuerdan a una grieta patética del 2011 revisionada pero del otro lado, aunque bien asentado en la vida que siempre deseé tener. Aprendiendo a disfrutarla. Con muchas amistades y familias que están conmigo para asistirme cuando así lo necesito. Ser y volver a ser yo junto a las personas que me aprecian porque saben que soy "memorable" y necesario (quizás esos soplos de aliento que necesitaron otras personas alguna vez y que yo capto y materializo cumpliendo mis sueños). Y en el fondo, esa luz de esperanza celeste que es ella, la mil veces nombrada, la millones de veces deseada y la que me recuerda quién soy con una palabra. Mi compañera de vida, de futuras alegrías y dolores, quien guardará mis secretos hasta que haya terminado de hacer todo lo que tengo que hacer, que por suerte es muchísimo y cada vez se alarga más. 
No podemos dejar que los dos minutos de odio sean eternos, ni que se creen más enemigos, o que se fuerce a lxs representantes a cumplir contratos draconianos que les quiten derechos. Hay que estar juntxs en estos momentos, porque sino... no habrá un final feliz para este cuento.

lunes, 22 de enero de 2024

Otro choclo para vos, Tipito Enojado

Ya desde la publicación del primer video que hizo que me dieron ganas de escribir sobre este tema, aquel que tantas veces me tienta para derramar tinta virtual y dejarme llevar por esos sentimientos que me envolvieron para siempre desde Marzo del 2007, comenzando mi último año de secundaria.
Pongo en contexto: luego del DNU y la Ley Ómnibus de Milei hubo mucho ruido de un lado como del otro de la sociedad. Quienes defienden al nuevo presidente son una considerable minoría, al menos entre mis contactos, por razones obvias. Y mis redes sociales se llenaron de mensajes planteando qué puede pasar si se llevan a cabo las medidas que Javier Gerardo quiere realizar sin consultar con el pueblo porque, total, es el presidente y hace lo que quiere, no? (O lo que quieren sus asesores y dueños, que lo dominan cual perro clonado.)
Uno de los que salieron a bancar las medidas fue Tipito Enojado, un youtuber que sigo hace unos años no porque coincida con su punto de vista sino porque su adaptación de Un Tío Blanco Hetero (España) pero con acento rosarigasino me llamaba la atención. Hay algunos videos de él que puedo decir que me gustan y otros me dan vergüenza ajena por la mala interpretación que hace del movimiento feminista y los mensajes que se dan. De hecho lo cito un par de veces en mi blog, cosa que calculo que él no sabe (por ahora). Coincidimos en que el Estado gasta mucha plata de los impuestos en cuestiones que no tienen ningún sentido, aunque no estamos de la misma vereda cuando habla de la privatización de puestos de trabajo o de leyes que tienen como fin vender el país. Por lo que tengo entendido él adhiere al "anarcocapitalismo" (si es que esa paradoja económico-social posmoderna puede tener sentido) y yo, como bien sabe quien me lee, al anarquismo de base, criticando incluso hasta los postulados anarquistas más clásicos, pero NUNCA del lado de la privatización, las jerarquías o la represión.
Hace un par de semanas este comunicador sacó un video (https://www.youtube.com/watch?v=DZzmIuItjiM) burlándose con la ironía que lo caracteriza sobre el posible cierre del Instituto Nacional del Teatro (e hizo otro sobre el cierre del Fondo Nacional de la Artes, pero no llego a analizar por acá), aduciendo que no sirven para nada y que, sobre todo, EL TEATRO NO SIRVE PARA NADA. Que el teatro no va a ayudar a un chico pobre que se muere de hambre en el Chaco y que con 60% de pobreza en el país el teatro no tiene sentido.
Sobre estas afirmaciones me pareció correcto responderle tal como hice a su mail cuando habló pestes de la ESI hace unos años (tengo el mensaje guardado por si se le perdió en el cosmos de la web). Le escribí un comentario largo ("choclo" como lo denominó él) en ese video y me olvidé del tema. Me había quedado un poco de bronca por la forma en que insultó al amor de mi vida (que hasta Ágata sabe que es lo que más amo) y me había prometido a mí mismo hablar de eso en mi blog, pero colgué con otras cuestiones más urgentes.
El otro día estaba disfrutando de mi tiempo de ocio cuando me manda algunos audios una amiga de Córdoba. Y me manda este link: https://www.youtube.com/watch?v=AZ5_-79DOOM (Busquen el minuto 1:58:30.)
Resulta que en el podcast que tiene T.E. con su amigo Juan Pablo se tomaron un poco más de veinte minutos para desmenuzar palabra por palabra del comentario que le hice (que, como suele acostumbrarme, no tiene errores de ortografía) e hicieron lo posible por injuriar mis palabras. Me llamaron inútil, mogólico, pitocorto, que no tengo talento, soberbio y otras palabras dedicadas a insultar a mi persona. Fue interesante escuchar y verles gritándome barbaridades unidireccionalmente (dado que no podía defenderme) luego de analizar lo que yo decía. Por un lado entiendo su crítica y por el otro demostraron una falta absoluta no sólo de empatía o de una visión colectivista (creyendo que me refería a mí propio trabajo en las tablas cuando, como suelo hacer, hablo de todas las personas que nos involucramos con las artes escénicas) sino también de comprensión lectora, pensando que lo que yo decía se refería al teatro comercial (error mío al no aclarar que hablaba sobre todo del teatro independiente y autogestivo) e incluso sin poder interpretar correctamente algunas de mis frases, lo cual me llenó de satisfacción.
Le propuse de hablar de estos temas cara a cara, a lo que este tal Juan Pablo le propuso de invitarme, pero parece que T.E. no me considera tan importante todavía, sabiendo que me beneficia más a mí que a él esa charla en un medio público.

Yendo al tema en particular y contestando de manera más amplia a lo que le quise decir en YouTube explico qué podría pasar si se elimina el INT (entre otros subsidios a la cultura).
El Instituto Nacional del Teatro se creó en el año 1997 y cada año financia alrededor de 250 salas de teatro, 100 festivales, 100 ciclos, 100 becarios, 20 libros publicados sobre el tema (importante material de consulta e investigación para quienes nos dedicamos a las artes) y más de 1000 grupos de teatro a nivel nacional. Tiene representantes de todas las provincias de la Argentina que se eligen cada cuatro años y tanto los concursos y como las convocatorias son de carácter público y el jurado nacional de calificación de proyectos se renueva cada dos años. 
Este presupuesto representa el 0,2% del presupuesto nacional, siendo que la cultura genera un valor agregado anual del 1,8% o sea, da más beneficios que pérdidas.
Por otro lado, y contestando directamente a T.E., el presupuesto que se destina al INT no sale de TUS impuestos, sino que sale del porcentaje de tasas y multas que ya pagaban las empresas de comunicación audiovisual y una parte también de la lotería. Su presupuesto, a pesar de que tiene recaudación directa, lo aprueban las cámaras de representantes dentro del presupuesto nacional año a año.
Si considerás que ese presupuesto debería destinarse a "darle de comer a los chicos muertos de hambre del Chaco" es porque vos entendés menos de economía que yo. Cada sector de la distribución de impuestos tiene su destinatario, siendo imposible poner un "fondo común" y de ahí repartir según las necesidades porque nos quedaríamos sin hospitales, sin escuelas y sin personas en cuestión de días.
Y, refiriéndome a otra parte de tu video, también Darín fue financiado por el INT en algún momento y también tuvo fracasos en taquilla, lo cual le dio pérdidas al Estado, al igual que le pasó a Carlos Rottemberg o Pepito Cibrian. Quizás estos nombres tienen mayor peso que quienes laburamos en el teatro independiente, a quienes nos mandás a "vivir de otra cosa" y tomar el teatro como un hobbie, pero no ves que muchas de las figuras que ves en la tele, que escuchás en la radio o que ves en las películas o en la televisión E INCLUSO TU PROFESOR DE TEATRO DEL BARRIO empezaron o trabajan en el teatro independiente, habiendo dejado algún trabajo y laburando por dos mangos para poder ensayar y vivir del arte. Sobre tu discurso meritocrático te digo que es muy fácil decirlo desde una posición de privilegio (que yo también tengo) pero no todas las personas tienen un techo o comida todos los días o una red de contención para poder dedicarle tiempo a la cultura o incluso a pensar más allá de un trabajo de mierda. Los subsidios estatales le dan oportunidad a las personas de una manera solidaria. Sí, puede ser que haya que revisar su distribución, pero atacar al arte no es la solución. Te puedo asegurar, porque es muy fácil demostrarlo con números, que Techint, Coto, Mercado Libre, Ledesma y otras empresas podrían generar MUCHÍSIMAS más ganancias para el país y redistribuirlas para prevenir que los chicos del Chaco se mueran de hambre que un grupo de artistas que manifiesta lo que el pueblo quiere decir.

El INT permite que la cultura se mantenga viva porque, como te dije anteriormente aunque me expresé mal, el teatro independiente no es rentable. Suele ser experimental, provocador o tener fallas en la promoción que no tiene el teatro comercial. Pero más fundamentalmente lo que tiene en contra es que las personas no tienen la motivación para ir a ver teatro como sí la tienen por ver series de Netflix. Eso es lo más triste y lo que no queremos que se pierda NUNCA. Los jóvenes talentos o las personas que buscan perseguir sus sueños o aquellas personas que buscan darse una segunda oportunidad en la vida por medio del arte dependen de estos festivales, salas de teatro independiente, eventos y obras de teatro que tienen el financiamiento del Estado. 
Evidentemente las herramientas que vos tenés como comunicador de los nuevos mass media tampoco aportan para que la juventud quiera ir al teatro, a diferencia de mi trabajo como docente y como crítico teatral, en los cuales aporto para el fomento de las artes y su inclusión dentro de la agenda educativa de la juventud (no soy el único, por supuesto, y el teatro puede seguir sin mí, sin duda, si es que eso te preguntás). Vale aclararte que acá no me refiero a una presentación puntual como harías vos, Café Millenial o cualquier persona que se difunde por YouTube, sino de las que tenemos quienes hacen/hacemos teatro actoral.
Redondeando porque se me hizo un poco largo, dame un poco de tiempo para contestar a lo otro que me planteaste desafiándome. Ya te invitaré a verme en vivo con localidades agotadas.

P.D: Mi blog cumplió 15 años ininterrumpidos. Quería decirlo simplemente.