Difícilmente encuentre palabras para definir sensaciones encontradas de este momento, pero voy a hacer el mejor intento.
Recién ahora tengo un minuto libre para escribir algo, entre muchos proyectos que están a la vuelta de la esquina (teniendo en cuenta que esta etapa del año pasa a las chapas).
Pasó otro cumpleaños, el número 25 si mi DNI no me falla. Había mucha expectativa sabiendo el día de la semana que tocó y los preparativos que hice para el mismo. Fue la primera vez que organicé absolutamente todo yo solo, sin la ayuda de nadie (más que algunos detalles el día del mismo, con colaboración de familia y mejores amigos). Compré todo yo, hice la lista de canciones, la de invitados, invité a tod@s un@ por un@ yo, y todo mientras aprendía (y aprendo) a patinar como Reff, presiono a mis compañeras de Residencia y tengo una vida personal e independiente.
El resultado fue...digamos que "bueno". No fue grandioso como para recordarlo eternamente, pero salió todo dentro de todo bien. Por fin pude invitar gente de RD a mi casa y que mi vieja conozca a gente que me ayudó desde el minuto cero. L@s invitad@s se divirtieron mucho, esperan otra fiesta de iguales características y me recordarán como el gran anfitrión que fui y soy.
Hubo ciertos inconvenientes, más allá de los lógicos y esperables. Por ejemplo que doce personas no me confirmaron si venían o no; otras doce se habían re-copado y tenían muchas ganas de venir y no vinieron; y cuatro amig@s se me enfermaron a último momento. No es mi responsabilidad completar otra vuelta al Sol en tiempos de cambio de clima o de parciales o de torneos o de noséquémierdadeexcusasequieraencontrarparanovenir.
Tampoco tuve entre mis invitadas a alguna chica soltera, como para jugar un rato entre mis mejores amigos y yo a cortejarla, aunque sea sólo un juego.
No hubo grandes sorpresas y eso fue lo que más me apenó.
También el hecho de no tener ningún tipo de compañía voluntaria y obligada a la hora de la fiesta; alguien que esté a mi lado para no tener que hacer todo yo y sentirme, de alguna manera, más acompañado.
Me entristeció un poco saber que casi nadie me mandó un mensaje de texto, en las páginas de FB de los equipos de RD que ayudé el año pasado y este ni se avivaron de saludarme (y nadie me mandó un mail siquiera), recibí muy pocos regalos en general (no soy materialista, pero me gusta recibir del mismo modo que doy, de ser posible) y me quedé con una sensación de vacío en ese hueco que llena el resto de mi cama, tanto la de La Plata como la que está adentro mío. No "culpo" a nadie en particular, pero no veo por ningún lado que la gente se acuerde de mí si yo no se lo recuerdo.
Sí me frustró mucho saber que para el Roller Derby Argentino parezco ser una herramienta nomás, teniendo en cuenta que si no fuera por mi MUCHOS de los partidos que se jugaron este año no hubieran sido posibles o hubieran sido una desorganización absoluta si yo no tomaba las riendas de l@s NSOs. Muy yanqui la cuestión parece, igual que el deporte. Eso me pasa por ser independiente y no querer formar parte del sistema Markzuckerberguiano.
Ir por la vida solo no es fácil, esta es una de sus consecuencias. Pasan cosas como que nadie pregunte por mí aunque sea una vez a la semana, no tener a quién tocarle el timbre o llamar para contarle sobre mi vida, no recibir un regalo o alegría sorpresa de nada ni de nadie. Aprendo a ser humilde con lo poco que tengo, pero hay días que me supera la soledad y la nostalgia de pensar que alguna vez alguien quiso estar conmigo, aunque haya sido hace tanto tiempo. Ahora mendigo cariño, cuando en realidad tendría que lloverme (como cree mi abuela).
Sigo escribiendo, enunciando, deliberando, construyendo un futuro mejor, pero este tipo de experiencias no son las que perduran en mis memorias, sino las que son olvidadas por la mayoría, por eso me gusta citarlas.
Terminará este abismo alguna vez y dejaré de caer en la nada para terminar tirado con mucho aplomo en un colchón muy grande, riéndome, con alguien a mi lado.
No espero respuestas, ni siquiera una confirmación o una disculpa, sólo expresar lo que siento. Necesitaba esta catarsis incompleta, pero hablarlo con alguien sería mucho más digno, conociendo mi personalidad sociable de cara a cara, no cara-a-libro.
Será otro día el mejor día de mi vida, no este. Recordaré la excitación de sentir placer nuevamente y jugar a algo con alguien. Espero que me lo puedan recordar antes de que me lo olvide completamente. Voy a seguir leyendo El Lobo Estepario, a ver si en algún momento me deja de identificar como tal.