Mi cuerpo me pide escribir poesía. Veremos qué me sale en el intento.
Duele el pasar por este subterfugio abandonado. Escribo para olvidar por qué te sigo teniendo en mi mente. Por qué si paso por tal barrio donde Nazcas el siglo pasado o si veo tal árbol no puedo dejar de pensar en vos y en el futuro irreal que tenemos junt@s.
Si pudiera verte de nuevo te diría que lo siento. Que lamento haberte llamado ese día con un simple gesto que derivó en la historia más inconclusa de mi vida...pero que me completa tanto.
No quiero olvidar que vivimos en un mundo ya directamente virtual, que se va comiendo a sí mismo a cada paso. Donde la lucha por la sensatez parece ser una moda pasajera para algunos y una reivindicación de 5000 años de injusticia para otras. Y el sueño de ser Helicóptero de Ataque de los ignorantes sigue en pie. Y la burla hacia las personas que buscan ser quienes su identidad les dice que sean.
Sueños olvidados de los años ´60 cuando se escapaban las primeras ideas provocadoras y salían a la calle a protestar por el tiempo perdido en las generaciones pasadas. Hoy en día son esas las personas a las cuales hay que convencer de que el mundo no es un lugar tan terrible. Bah, miento, LO DEJARON tirado, exprimido y salido de control, para después poder decirnos a nosotr@s "no vale la pena luchar, ya no vale nada". Y para que venga un loco como yo y les diga "vamos a intentarlo, a ver qué nos sale en el medio". Y cambie las leyes y las reglas del juego. ¿Increíble? Nah, sólo una vida de estudios y videojuegos produce eso.
Pero no estoy solo. Eso predico acá, el culto al narcisismo tan elegante que me caracteriza y a mis tendencias egocéntricas que no quiero dejar, cual adicción millenial al celular. (Bueno, no sólo de la gente entre ´80 y 2000 se trata. Porque la adultez y la vejez están inmersas en este espiral tanto o más.)
Vuelvo a vos. Me voy por las ramas porque desde Facultad de Medicina se puede ver el mundo, o eso creía el Enciclopedismo de Marat.
Me encantaría tener más tiempo para pensar en lo que haríamos junt@s, pero esta vorágine de trámites y visitas tan enriquecedoras (y otras un tanto pesadas =_=) me obliga a pasar más tiempo conmigo, cuando dispongo de tal.
Siento ganas de explicarle al mundo que lo que siento no califica como enfermedad o adicción, del mismo modo que tus manipulaciones a la mente de los hombres y tu capacidad de corporalización astral no califican como brujería... según mi definición. Que tu nombre no es uno sino miles, dependiendo del disfraz que te quieras poner ese día o de la identidad que intentes adoptar para sobrevivir en este mundo cruel.
Busco entre mis apuntes lo más bello que me diste y que pude encontrar de casualidad hace tanto y tan lejano. Como te dije alguna vez que vi en un mural de "acción poética": "fuiste, sos y siempre serás mi más bonita casualidad".
Con tus chapuceros comentarios de incógnito creo creer que sos la que yo recordaba, aunque jures que esa está muerta. Yo no lo creo así, sino no seguiría añorándote así.
"Nunca se deja de amar a quien se amó" se diría a sí mismo Quentin (Miller) en su autobiografía y... no sé, puede ser.
Que me disculpen todas las correspondencias sentimento-sexuales que te sucedieron en la historia de mi vida, pero no puedo, no quiero y no pretendo olvidarte.
Sé que estás ahí y sé que vas a leer esto, y sé que no va a cambiar nada, pero necesitaba decirlo.
No lo envidio a A.M., porque entiendo todo, te respeto y te deseo lo mejor. Disfrutá de la vida, que es una sola.
El futuro vendrá algún día.