Es hora de divertirse un rato entre tanta tragedia.
Mientras el mundo occidental se viste de luto por la guerra de Israel (planteando una posición clara sobre el conflicto), acá tenemos nuestros propios asuntos.
Nueva instancia electoral para elegir presidente y nueva oportunidad para demostrar quién es el/la más (in)útil para gobernar el país, sumando así también Diputadxs y Senadores a las bancas del Congreso Nacional.
Por primera vez se instauró el hecho de hacer un debate de los cinco vicepresidentes principales y se hicieron dos debates presidenciales en lugar de uno solo (como había pasado en 2019).
Tenía pensado hablar un poco de cada candidatx, plantear algunas de sus propuestas pero estoy demasiado quemado. Tuve una organización poco frecuente de horarios en el último mes y se me acumularon proyectos que me apretaron en términos mentales.
Este 22 de Octubre se va a definir si alguna de las tres derechas queda en el Poder o van a Ballotage, teniendo en cuenta que a la Izquierda y al Centro (?) no los va a votar la mayoría. Siento que Bregman está peleando por tener más bancas en el Senado y así empezar a crecer un poco de miras de acá a cuatro años...o hasta que vuele todo por los aires. Me gusta que se haya soltado como quería en los debates sabiendo que no tenía chances de ganar, aunque lo que sí, para ser abogada fue poco diplomática con el conflicto Israel-Palestina, sin tener en cuenta que vivimos en un país con 250 mil judíxs (incluída su propia familia); después de estos comentarios no creo que la inviten a un Kabalat Shabbat los de Jabad Lubavitch. Como tampoco tuvo respeto por la lucha cuerpo a cuerpo que hizo el candidato cordobés cuando participó del Cordobazo o la Masacre de Ezeiza en la vuelta de Perón.
Y por parte de Schiaretti a pesar de que lo considero un tipo capaz y coherente, difícilmente gane en alguna provincia que no sea su Córdoba utópico-futurista.
De lxs tres candidatxs que nos quedan tenemos por un lado a un Massa que no tiene lealtad hacia el Peronismo (sí, ese mismo partido que le dijo a la gente de votar al inútil de Scioli en 2015 y ahora nos quiere enchufar a Massa como con un embudo), sabe aprovecharse de quien le tiende una mano para aliarse, lanza discursos como si no formara parte del gobierno y se hace el boludo cuando le dicen "che, desde que sos superministro de economía la Argentina se fue en picada" echándole la culpa de todo a Guzmán y a Alberto Fernández, quien sigue siendo el presidente hasta el 10 de Diciembre, aunque esté recluido tocando canciones de Lito Nebbia o de gira por el mundo. Massa propone seguir con el modelo "albertista", aliado al kirchnerismo aunque con diferencias. Sí avala los planes sociales y un Estado interventor, pero propone mayor mano dura (¿o se olvidan de los espantosos spots de campaña "anti-delincuentes" que hizo cuando quiso ser presidente en el 2015 y quedó afuera?) y de economía no sé si lo escuché decir algo que tuviera sentido. Parece que ser amigo del FMI y de China a la vez en algún momento nos va a costar muy caro; aún más que el 120% anual que estamos teniendo ahora. Y en ascenso.
Bullrich es quien más miedo me da que sea presidenta. No porque no piense que no pueda gobernar, sino porque su discurso es perverso y demasiado poco empático con las personas que salimos a protestar o que laburamos en condiciones infrahumanas. Y no me asusta tanto a mí como trabajador anarquista de clase media, sino más que nada por mi alumnado, que suele ser la carne de cañón cuando se trata de detener gente al azar por portación de cara o para mostrar "que hay chorros en las calles"; analicemos que son víctimas de un Sistema Capitalista que les empuja a ser marginadxs sociales. Ella también pasó por todos los partidos y juega su juego aliándose al macrismo que quedó un poco oxidado después del 2019. No tiene ninguna idea de qué hacer a nivel económico y defiende con aprecio a las fuerzas armadas, dándoles un poder de fuerza parapolicial que recuerda mucho al de la última dictadura. Esto sumado a que no es una buena oradora y tampoco tejió buenas alianzas afuera de Juntos por el Cambio, fuerza que está mermando mucho (¿o diría envejeciendo?) hace ya algunos años afuera de Capital Federal y el Gran Buenos Aires. No sé qué podría pasar si llega a ganar las elecciones, pero me preparo para pelear.
Dejé para lo último al candidato más inesperado, quien nadie creía que podía tener tantos votos en las últimas PASO. Esto nos pasa por burlarnos de los chicos (en masculino) que no lo votaron hace unos años porque estaban de viaje de egresados. Es el claro ejemplo de que cuando a alguien promedio sin conciencia política le decís: "¿si viniera cualquier pelotudo con una idea diferente al kirchnerismo o al macrismo lo votarías?" y la persona te responde que sí.
NADA de lo que dice Milei tiene sentido. No plantea nada que pueda realizarse en la Argentina del 2024 en adelante. Y de hecho se acobardó bastante en sus dichos desde que ganó las PASO; como si fuera todo un show mediático. Porque justamente busca eso: el espectáculo, el mostrarse, jugar a ser famoso por un rato y tener una legión de adolescentes que inundan las redes sociales con su cara y su actitud antisistema cuando es más un gatito mimoso que un león. No es capaz de sostener un discurso de manera cordial porque no busca el diálogo ni nunca lo buscó: prefiere vociferar consignas al aire para que parezcan simpáticas a quien las escucha o llamar la atención de un público igualmente intenso y radicalizable. Su campaña política está pagada por empresarios estadounidenses que quieren volver a tener el poder de la derecha en América Latina (Bolsonaro, Kast, la dictadura de Jeanine Áñes en Bolivia, la catástrofe política que se armó en Perú y Ecuador últimamente, por citar otros ejemplos) y bancada por otros referentes de la juventud de ahora que se retroalimentan con el éxito de este títere de la Fundación Libertad. "No, este es distinto, viene de afuera." En realidad no tanto, ya que se sabe que colaboró con la campaña de Scioli en el 2015, aparte de ser actualmente Diputado Nacional (sin haber propuesto UN SOLO proyecto de ley y de haber ido a trabajar menos de la mitad de los días que le correspondía). Llegó a donde está por gente cercana que le conviene que un tipo así esté en el Poder; que a la Argentina la lidere un inconsciente que plantea disparates. Un experimento social que nos hace dar cuenta que la gente no sabe votar.
No digo esto con ánimos de amenaza sino como observador y lector de la realidad: si Milei gana, en Febrero todo se va a la mierda. Y esta vez es en serio.
¿Ahora ven por qué no confío en esta pantomima de democracia? Es lindo ir a votar, sí, eso es cierto, pero votar con un sentido. No sabiendo que nadie va a escuchar tus reclamos ni ponerse en tu lugar.
Bregman plantea algo bastante cercano a una revolución del pueblo trabajador, poco realista en un país fascistoide; Schiaretti quiere que la Argentina, un país en papeles federal pero unitario en su accionar, se federalice y deje de depender de Buenos Aires, donde está la mitad de su población; Massa continúa un modelo económico que nos está hundiendo; Bullrich no sabe para dónde apuntar, pero apunta y dispara; y Milei piensa que vivimos en un Estados Unidos subdesarrollado. Díganme ingenuo o loco, pero no confío en ninguno de estxs cinco. Y por razones obvias y por descarte el/la presidentx está en esa lista tan patética de nombres.
Nuevamente nos encontramos al borde del precipicio con casi nulas opciones para que este país-corcho salga a flote y no se hunda nuevamente. Como siempre está esa sensación de que se va a ir todo a la mierda otra vez, pero en este caso no parece tanto un amague sino que va en serio. ¿Hay que tener miedo a la incertidumbre? Nah, ya es la costumbre. No sé qué va a pasar en el futuro, pero este país está a un soplido de lobo feroz de volver a desbarrancar...aunque siempre digamos lo mismo.
Que empiecen los juegos del hambre.