Mañana es el primer día del resto de mi vida. O al menos de una nueva etapa.
Los últimos 18 años de mi vida se resumen en el instante que viviré en las próximas horas, en las que sostenga por primera vez en mis manos a mi primera hija. Ese momento único e irrepetible en la historia de cualquier persona que soñó alguna vez con continuar su linaje, con agregar una nueva página al árbol genealógico de su familia, compartiendo la aventura con una persona muy querida y con quien se comprometen de por vida para cuidar a esta nueva persona que llega a la Tierra, que se formó en su vientre, siendo parte de su Ser.
Considero que ya empecé a ser papá en el momento en que decidimos con Mariana que íbamos a plantearnos la ma-paternidad como algo real. De ahí a que se hiciera tangible fue cuestión de tiempo por suerte. Porque así tenía que ser y porque nuestros cuerpos pudieron lograr esta unión tan hermosa y magnífica. Ahora, nueve meses después, estamos aquí en la antesala del milagro de la vida. De las miles de preguntas que responderemos a medida que recorramos este camino. "El trabajo más difícil de la vida, en el que no importa cuánto estudies, nunca terminás de entender todo".
Sin duda es hermoso y especial, único e inmortalizable en el tiempo. Eso es en nuestro caso, porque estamos mentalmente preparadxs para lo que se nos avecina. Por supuesto que tendrá desafíos y no sabremos qué hacer en varios momentos de nuestras vidas pero siento que vamos a poder resolver todo porque estamos juntxs y confiamos en nuestras decisiones.
Tengo el agrado y el placer de compartir esto con una persona que me escucha, que me entiende y que me valora por quien soy. Que me aleja de ansiedades, tensiones y de espejismos. Que fomenta mis talentos y con quien disfrutamos de delirar juntxs, armando proyectos que muchas veces llevamos a la realidad (como este) y muchas otras quedan en el tintero para más adelante o sólo para soñar.
La bebé que nacerá pronto es fruto de ese sueño que ambxs tuvimos y que se materializará aquí en Mendoza y para siempre.
Ya le escribí muchísimo y me regocija saber que ella lo va a poder leer algún día y me dirá su opinión, sabiendo que fue y es deseada y querida desde las primeras instancias.
Seguramente le vaya a escribir mucho más, o haré algo relacionado a ella o lo que me vaya a enseñar, pero tengo toda la vida para descubrir eso.
Volviendo al tema inicial: ¿por qué 18 años de mi vida después? Porque fue a esa edad que decidí que quería, algún día, tener hijxs. Recuerdo que fue cuando estaba terminando la escuela secundaria. Ahí mismo me dije a mí mismo: "algún día quiero tener hijos. Pero antes me gustaría viajar a Europa. Previo a eso quiero viajar por la Argentina porque no quiero que me pregunten -¿qué sabés de la Argentina?- y sólo poder hablarles de Buenos Aires. Pero antes de viajar me gustaría terminar una carrera, de teatro en lo posible." Y así fue, simplemente fui siguiendo lo que me tracé en la lista a los 18 años, hace media vida: terminé mi carrera, viajé por la Argentina, viajé por el mundo (lo de África fue una sorpresa incluso para mí), me asenté en el lugar que quería, conocí a la persona con la cual compartir sueños e ilusiones y acá estamos. Me alegra poder serme fiel a mí mismo, habiendo terminado ahora mi segundo libro, el cual espero poder sacar a la venta antes de mediados del año que viene, mientras aprendo a cuidar a este hermoso ser humano que me va a atrapar con su ternura e inocencia.
No tengo idea cómo va a ser mi hija, ni siquiera desde lo físico, pero sí puedo asegurar que será libre y bien contenida cuando lo necesite. Con la fortuna de ser criada en un hogar cálido y seguro para su crecimiento. El resto, sólo el tiempo lo dirá. Espero que leas esto algún día y nos enjuaguemos las lágrimas juntxs. Gracias por existir.