¿Pueden oírse los aullidos silenciados? ¿Se siente el resplandor vacío de un nido partido por un rayo?
No son tan pocas las veces en que la masa despierta sensaciones encontradas, mecidas a fuego lento en la agonía de una lentitud eterna. Porque la falta de contacto penetra los nervios que nacieron para ser explotados con ese fin. Porque la pareja es sólo la mitad de lo que se siente y la mitad de lo que significa el amor.
Desear a alguien puede convertirse en el infierno de la más fugaz impaciencia y las semillas se convierten en brotes que la esperanza corta como un cuchillo dentro de la cabeza.
Pero ahí no habla la razón sino el instinto. No se puede explicar lo que es, no se sabe por qué sucede ni qué seres se adentran en ese averno. Lo que sí es cierto es que de ahí no se sale con facilidad, sino con un tiempo que no se habla, un verano que nunca llega, una mano acariciando la frustración vencida.
21 veces me dijeron que no hable del tema, que no diga esto, que no me meta porque "no corresponde". Sigue siendo mi espacio personal y mi capacidad de expresar lo que disfruto escribir.
En este caso no es alegría, no es felicidad, no es júbilo, es tortura.
Debo escupir palabras desde el otro lado, desde aquellos que no tienen las herramientas para gritar despalda al mundo, de imaginar un cuento acabado donde haya un final feliz, como se supone que sea.
La biología indica caminos que la propia cultura oculta y envejece. Se pierde la vida, los días dejan de existir y la huida parece inminente, como si el manantial se escapara de las manos por una flor de sativa que perdió el rumbo.
Dejarlos solos es faltar a lo que se pregona actualmente, aunque manteniendo la solidaridad que ya se da por sentada de antemano, como si existiera siempre. Es no estar a su lado, es no decirles "te creo y quiero ayudarte" pero es imposible decirlo en voz alta. "Que sufran unos pocos para balancear el universo". Por suerte yo no creo lo mismo y por eso digo lo que digo. -No por eso dejaré de pelear contra la invisibilidad de quienes creo que deberían verse en primera plana. O al menos con mayor protagonismo.-
Me oculto en letras que esquivan decirlo, aquellas fantasías despiertas de 27 años luz, con una cantidad möebica de alternativas, pero que están ahí. Siendo que se escudan en los silencios librados por la inacción o la desidia.
En mi caso no me tocó ni creo que me toque estar ahí en primera persona, no creo que pueda soportar algo así. Ya tuve que censurarme porque era "demasiado privado" lo que critiqué, descartando para otra ocasión la posibilidad de debate, innecesario según alguien.
Las marcas quedan, cual sacrificio sepulcral, en la memoria. La tristeza que no se va cuando aparece el nuevo sol, cuando se secan las lágrimas y cuando la nieve deja de caer. Se marchitan las fotos, ennegrece el corazón y no hay tiempo que pueda hacerle frente a la falta. Ese dolor que tratan de responsabilizarte porque sí, vos quisiste hacerte cargo, vos le dijiste que sí y vos pasás todos los días de tu vida pensando en esa criatura. Hay caminos más fáciles que son para personas sin alma, para fríos burócratas que ni merecen ser llamados por ese título que se gana con dificultad y a diario. Pero el dolor queda. Porque quisiste respetarle y respetarte y hacerle frente a esa pasión de felicidad que no encuentra palabras en el diccionario ni jamás las verá.
El futuro te espera, te llama, sabe que existís y que necesitás volver a conectarte con esa parte de vos. Con la alegría de orgullo que te dio y te da desde que supiste de su existencia.
Porque se puede pelear, porque no estás solo. Por eso te escribo. Levantar la cabeza no es algo que pueda recomendar, pero sí saber que tenés mi apoyo y que podés lograrlo.
No bajes los brazos
Para Gerardo, Julio y todos aquellos que no pueden gritar de rabia porque no se lo permiten.
Dejen macerar este escrito 10 o 20 años, ahora no es el momento de leerlo. Yo estoy con ustedes por si necesitan un hombro o un papel descartable.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario