Hola amistades y familia.
Dado que muchisima gente me preguntó sobre cómo es el lugar
donde vivo, ahora me parece un momento adecuado para contarles.
El pueblo y sus alrededores se llaman Kakuma y quedan en la
región de Turcana, en el norte de Kenya, muy cerca de Sudan y de Etiopía. Yo
vivo en una casa en Kakuma town, y el centro de refugiados, al igual que muchos
otros, queda en una zona a 20 minutos en moto desde la residencia. Los primeros
días fuimos con Lyama, el coordinador del centro, en moto-taxi, pero ahora
pudieron alquilar una y vamos tres trabajadores del centro en la misma. Seis en
cada vehículo es el máximo permitido acá.
Kakuma se fundó en el año 1992 por medio de un grupo de
sudaneses que escapaban de la Guerra y esto empezó a crecer. Hoy en día viven
más de 200000 personas, gran parte de ellas, refugiad@s de otros
países cercanos: Sudan, Sudan del Sur (son dos países distintos), Burundi,
Congo, República Democrática del Congo (antes conocida como Zaire), Somalia,
Etiopía y Uganda, por ejemplo.
El idioma oficial es el suajili ("Hakuna Matata" es en suajili),
al igual que Tanzania y la mayoría de los países del Este de África, aunque la gran
mayoría de las personas habla un muy buen ingles. Aparte de esos idiomas, todas
las personas saben el idioma de su tribu y, si provienen de algún país de habla
francesa, también ese. En promedio, las personas hablan cuatro o cinco idiomas
con fluidez. Europa y América tienen mucho que aprender de este continente.
¿Cómo es, se preguntarán? Bastante desértico, como se ve en
muchas imágenes de la sabana africana, dado que la lluvia acá es algo que se da con muy poca frecuencia. De todos modos, la gente puede
desarrollar su vida a su manera en el pueblo y sus alrededores. La temperatura ronda los 27 o 28 grados todo
el año, aunque no sorprende que llegue a más de 35 o 40 en verano.
En los viajes en moto hacia el centro de refugiados puedo ver un camino digno de una pista de Motocross: todo de tierra y con muchos pozos, con las personas caminando en el medio. Hay diversos locales comerciales, hechos de palos y chapas, donde se vende todo tipo de productos, como se puede ver en cualquier lugar. Son comunes los locales de celulares, almacenes, verdulerías, bares, mercaditos y otros. Son bastante humildes, sin demasiados lujos, ya que en las afueras de Kakuma town ni siquiera hay electricidad; la mayoría de los locales se abastecen de generadores para la electricidad o alguno que otro de luz solar.
En los viajes en moto hacia el centro de refugiados puedo ver un camino digno de una pista de Motocross: todo de tierra y con muchos pozos, con las personas caminando en el medio. Hay diversos locales comerciales, hechos de palos y chapas, donde se vende todo tipo de productos, como se puede ver en cualquier lugar. Son comunes los locales de celulares, almacenes, verdulerías, bares, mercaditos y otros. Son bastante humildes, sin demasiados lujos, ya que en las afueras de Kakuma town ni siquiera hay electricidad; la mayoría de los locales se abastecen de generadores para la electricidad o alguno que otro de luz solar.
No abunda el trabajo y de hecho, es muy frecuente el
desempleo y vivir del balde con comida mensual que les da Naciones Unidas (que no
alcanza para cubrir las necesidades de una familia). La mayoría de
las casas en los barrios son de barro con un techo de chapa, pequeñas y con tres o cuatro o
más personas viviendo en cada una. No hay corriente de agua ni nada que se le
parezca, solo algunas canillas que traen agua de las napas y que están
distribuidas en los barrios. Para bañarse se utiliza un balde y un tarrito,
aunque en algunos sitios no veo que eso abunde; las necesidades fisiológicas
las hacen todas las personas en pozos ciegos. Con esto se puede entender de
cierta manera por que hay tantas enfermedades referidas a la higiene o por qué
las moscas y mosquitos pululan por doquier. Las casas puede que no tengan lo que
la cultura europea considera “necesidades básicas”, pero la red de mosquitos en
la cama no puede faltar nunca, ya que por medio del mosquito se contrae la
malaria.
Obviamente todas las personas son negras, desde negro oscuro
(de Sudán) o negro mas amorenado (de Kenya o Uganda), pero hay una identificación lógica
con la tez oscura. Por eso es muy gracioso ver la cara de la gente cuando me
ven en la moto o en el pueblo, ya que generalmente me gritan “mzungu” (hombre
blanco) o me saludan con sorpresa. Yo creo que si fuera verde y con antenas la
reacción sería menor que siendo blanco. A diferencia de Sudáfrica u otras zonas
de África, en Kenya no se viven conflictos raciales, por lo que ser blanco no
es un peligro.
Para mí es muy interesante ver la apariencia de las personas
(como para ell@s la mía :P), ya que es algo nuevo para mí. Por lo que pude ver
hasta ahora, hay muchos varones con remera, camisa o musculosa y short o pantalón,
bastante similar a lo que conocía, y mujeres con vestidos coloridos, otras mas
grandes vestidas como la morena de Tom & Jerry, o con vestidos largos. De
hecho, muchos varones usan remeras deportivas, de futbol o basket, y me
sorprendió mucho ver a uno con una remera de basket que decía Scola, como el
jugador argentino de la NBA. Hay mujeres con pelo corto o sin pelo, sin ninguna
vergüenza de mostrarse así, y las que tienen pelo largo suelen tener peinados
espectaculares, con trenzas o trenzas cocidas de aspecto muy pintorezco.
En cuanto a la religión, las personas son en su mayoría
cristianas, aunque hay muchas que son musulmanas (de hecho me comentaron que en
algunas familias l@s progenitores son de una religión y l@s hij@s pueden elegir
otra, predicando una verdadera libertad de culto). Hay mujeres con burka o con
jihab caminando por la calle, o con el pelo tapado, y algún que otro hombre con
turbante o gorro, pero no es lo más frecuente. También, parte de las personas de la
zona son de la tribu turcana, y se las identifica porque las mujeres casadas (algunas de
ellas forzadas a hacerlo a los catorce o quince años) tienen muchos colllares
multicolores en el cuello, y las personas de esa tribu suelen llevar un palo en la mano y un asientito.
Si se lo preguntan, no, no veo leones o zebras por acá. Los animales
que más se pueden encontrar, dado que casi no hay agua, son patos (no me
pregunten cómo sobreviven), cabritos, cuervos, gallinas y algún que otro gato o perro.
Las personas son muy amables y sonrientes. Tanto en mi lugar
de trabajo como en la casa donde vivo o en la calle veo a la gente sonriendo o
riéndose (sí, hay gente seria, pero son los menos). El trato que tienen conmigo es de una hospitalidad ejemplar, sumamente pacientes y atent@s a mis necesidades. No siento peligro ni miedo,
ya que tampoco vi armas. De todos modos, dados los conflictos tribales entre
personas de Sudán del Sur y del Congo, es peligroso quedarse haciendo actividades
después de las 18 hs en las afueras del pueblo.
El centro de refugiados donde trabajo es manejado por Faulu
Production y se trata de una sección semi enrejada (en realidad son algunos palos
con alambres y una puerta para ingresar), donde hay cuatro casillas de chapa y
otra de concreto con el techo de toldo. Es en este último que se encuentra la
oficina de la regencia del lugar y donde se guardan las computadoras que se
usan para trabajar (una de ellas es una Windows 7 trucha que anda más o menos).
El resto se usa como aulas para dar clases o como salón de reuniones de
personal. Hay wi fi en la oficina y los alrededores y una conexión decente.
Tanto este inmueble como el que se usa para reuniones tienen paneles solares
para abastecerse de electricidad.
El centro tiene actividades divididas en mañana y tarde: a
la mañana hay clases de salita de tres, cuatro y cinco, con una maestra joven en
cada una. Cada grupo tiene cerca de 25 chic@s por aula. Las clases se dan en suajili
y en parte en inglés, idioma que se enseña desde temprana edad. A la tarde, en cambio, se usan las aulas para dar
tutorías de primaria a vari@s chic@s de la zona, ya que las escuelas de la zona
suelen tener mas de 200 alumn@s por aula por lo general (“¿y vos te quejás que
tenés 30 pib@s? Te quiero ver acá xD”), o para los talleres.
Dentro de este espacio, hay seis secciones encargadas de las
actividades: educación; medio ambiente; desarrollo de la juventud; producción
de cine; empoderamiento femenino; y permacultura. Todas ellas manejadas por
refugiad@s adult@s, de l@s cuales un/a es supervisor/a y otr@, asistente. Cada sección
trabaja con personas de la zona, ya sea, ayudándolas a mejorar su calidad de
vida, o elaborando algo junto a ell@s. En próximas ediciones comentaré con más detalle qué se hace en cada una. También hay dos señoras que
cocinan arroz con porotos de almuerzo todos los días para tod@s l@s chic@s y el personal.
El nivel educativo es muy bueno, tanto de l@s niñ@s como de
las personas que asisten a los talleres, hacienda comentarios bastante
acertados y con preguntas muy elaboradas sobre los temas que se dan en las
clases. Aquí he rebatido totalmente la teoría de que la pobreza genera
discapacidad, ya que en estos casos no veo ninguna diferencia con otras
personas con las que he trabajado o que he observado. Hay mucho potencial para
trabajar, pero el mayor impedimento, como siempre, es el económico, ya que se
trabaja con lo mínimo que se puede porque no hay casi nada de plata.
Tanto los sueldos mínimos que tienen l@s trabajador@s como
los materiales que se usan, como toda la plata que se usa para realizar las
actividades proviene de donaciones que hacen personas de todo el mundo. Está 100% financiado por personas caritativas, por eso constantemente se organizan
campañas de financiamiento.
Cambiando de tema, he visto el otro día a algunas personas de un coro ensayando gospel en la iglesia local (bastante precaria) y puedo decir sin lugar a dudas que las personas negras les llevan años luz de ventaja a las técnicas de las personas blancas. Perdón que haga esta distinción así, pero después de escuchar toda la vida que las personas de tal o cual lugar del mundo bailan o cantan bien o que tenés que ir a tal universidad para aprender canto, me han demostrado que acá saben mucho mejor cómo hacer las cosas y lo sienten por dentro; no es algo que se aprenda académicamente. Tengo la intención de que me enseñen lo que se pueda para mejorar mis habilidades artísticas.
Estoy bien y no me incomoda para nada vivir acá, aunque lo
que mas me cuesta es el hecho de que hay un pozo ciego por baño; por el resto,
no tengo problemas. La comida suele ser bastante similar a lo que conozco,
aunque con diversos platos típicos: un menjunje de espinaca que ya se volvió mi
plato local favorito; un plato de una verdura tipo acelga que se prepara más
líquida; una especie de torta de pasta de maíz tipo polenta pero más dura que
me parece bastante insípida; carne de cabra; pescado; y otras que estoy por
descubrir. Lyama y la gente de Faulu me tratan como un rey, con una enorme
servicialidad y cuidándome y escuchándome en todo momento. Prácticamente todos
los días vamos a tomar una birra al bar que queda a la vuelta de la casa (el
cual pone música bastante fuerte y me molesta cuando quiero dormir ~_~)
y se siente un ambiente muy simpático, donde me encuentro cómodo (de hecho,
tengo una habitación para mí y una cama bastante amplia). Claramente que ni
ventilador ni aire acondicionado se encuentran comúnmente en las casas (sólo en locales comerciales) por lo que es recomendable quedarse afuera mirando las estrellas,
charlando y esperando el viento para refrescarse, con repelente puesto porque
sino los mosquitos te comen.
Creo que eso es lo que puedo contar por ahora, a una semana de haber llegado. Espero que se haya entendido y cualquier pregunta, saben que pueden comentármela cuando quieran.
Espero que las cosas por allá no estén tan mal y no se
quejen demasiado, por lo menos ustedes tienen ventilador y baño xD.
Me encantó!
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