"Es el fin del mundo como lo conocemos" diría R.E.M. allá por los años ´80 y creo que ahora tiene una interpretación ideal para sintetizar lo que está sucediendo en los momentos finales de la (primer) cuarentena global. Esta es la cuarta entrada que escribo desde que empezó este martirio generalizado y me parece que estoy en condiciones de sacar algunas conclusiones.
Puedo dividirlo en tres partes, aludiendo a las tres redacciones anteriores, porque me parece que ejemplifican en buena medida lo que me sucedió particularmente desde que me amparé en el refugio del hogar mientras evitaba el tan famoso virus.
Siempre es hoy
Es obvio que tanto acá (en Inglaterra) como en todo el mundo hubo cambios sustanciales, ya sea por prohibir todo tipo de reuniones sociales, impedir a la mayoría de trabajar como venían haciéndolo antes de la pandemia, castigos irracionales a las personas que no cumplieran las reglas dictadas por los gobiernos, y hasta una sensación de que un virus mortal e invisible podría matar a todos los ancianos, amenaza que no recordaba alguna vez con tanta intensidad. Empezó a circular la frase "nueva normalidad", aludiendo a que el mundo que conocíamos ya no va a ser igual por la amenaza de este virus ASESINO QUE NOS VA A MATAR A TOD@S AAAAAAHHHH y los medios de comunicación se hicieron una fiesta de estos y otros dichos como si fueran neuronas empepadas en una fiesta electrónica. Está claro que todo lo que se diga hoy son especulaciones hasta que llegue ese futuro del que hablan, por lo que es innecesario (al pedo diría) empezar a pensar en eso. Es como si este momento de reflexión obligatorio nos fuera vedado por pensamientos externos y realmente los medios sólo quisieran que pase y ya está, que pensemos en otra cosa para no mirarnos a nosotr@s mism@s, [¿pero quién podría pensar algo semejante? Los malvados, los crueles, yo no estoy siendo juzgado. Nadie está siendo juzgado (¿o sí?)] pero lo que es seguro es que generó un quiebre económico que lo vamos a ver recién en unos meses, desnudando el fascismo y la falta de interés de muchísimos gobernantes "primermundistas" sobre sus ciudadan@s.
La población quedó dividida entre aquell@s incrédul@s que no tenemos otra opción más que hacerle caso a las normativas gubernamentales y contar los días hasta que termine la cuarentena, y aquell@s delirantes que dicen que no existe tal virus y que l@s doctor@s se visten así sólo porque está de moda disfrazarse en los hospitales. No envidio a l@s enfermer@s y de hecho siempre admiré su trabajo, aguantando imbéciles a diario.
Es una situación muy compleja y qué se yo cuál es la realidad que se esconde atrás, pero en vez de vivir de especulaciones, no me parece algo errado sacarle jugo a este momento de ocio y crear algo que pueda transformar a la sociedad futura. Y ponerse en contacto con personas con las que no se tuvo tiempo de hacerlo, para unirnos más como humanidad, eso también está bueno.
También se puede ver el lado positivo: las obras de teatro y visitas a museos gratuitas sumamente accesibles con internet, todo el material educativo e intelectual que se puso a libre disposición del público sentando un precedente muy interesante, el tiempo libre que nos sirvió para concentrarnos en otras tareas y para descubrir otras virtudes y falencias que teníamos y no sabíamos, conocer aún más a nuestros seres queridos... Quiero poner como ejemplo el Pesaj que pasamos "en familia" en el cual cada un@ estaba en otra casa pero en el que tod@s participamos, tomando un pedacito de matzá, lechuga o lo que tuviéramos a mano para "compartir" virtualmente con el resto de la familia; o un video hermoso que le hicimos a mi abuela por su cumpleaños, quien se emocionó que nos acordáramos de ella de esa manera. No tenemos que olvidar que somos seres humanos y nos necesitamos mutuamente, sobre todo en momentos de crisis, que es cuando se ve lo más puro y transparente de las personas.
No todo es muerte, odio y repulsión, che.
También todas las películas, series y canales de YT que descubrimos en esta cuarentena, que nos enseñó de manera autodidacta más de lo que podíamos llegar a creer.
Por mi parte obvio que extraño a mi familia, amaría volver a abrazarl@s a tod@s y charlar y comer con ell@s y disfrutar de estar un momento más con las personas que me criaron y más me quieren, pero hay veces que no se puede. Son circunstancias extraordinarias (decilo en voz alta) y hay que saber aceptarlas, no ser tan terc@s con el sentido común.
School´s been blown to pieces (La escuela fue volada en pedazos)
El día que me quede sin material para hablar sobre las escuelas va a ser momento de irme de este plano dimensional. Mientras tenga al menos un dedo en las manos o un pedazo de lengua, seguiré criticando el Sistema Educativo; es parte de mi ser, no puedo evitarlo.
La escuela cambió, nos mostró que puede integrarse al Siglo XXI, pero después se arrepintió y dijo "no, mejor me quedo en el Siglo XIX que estoy más cómoda". Todos los días es la lucha de los dinosaurios contra las máquinas, como si fuera un capítulo oculto de BT´X (cómo no me canso de citar el opening latino de esa serie; es fascinante), perpetuando el poder de las personas que no quieren cambiar su modo de pensar. Y espero por esto, porque el futuro de la juventud y, por lo tanto de la humanidad está en juego. Quizás sea eso lo que estoy buscando: ser un "sacrificio" de nivel 4 para poder convocar un futuro de nivel 5 o 6, o quizás alguien más lo hará conmigo para llegar a un mundo nivel 7 o más (sí,volví a jugar Yu Gi Oh).
Es muy gracioso que en la entrada hablé sobre las clases de Zoom y hasta ese momento no había dado ninguna. Ahora ya di cinco en inglés y dos en castellano, lo cual me alivió el corazón porque, como bien saben, dar clase es mi oxígeno, es lo que necesito para vivir como la cerveza para Bender.
Claramente que es un momento de tensión muy fuerte para aquellas personas que están dando clase en estos momentos, ya que no tienen un espacio para frenar la pelota y descansar: todo el tiempo es momento para dedicar a la escuela, tal el sueño de cualquier empresa, pero no de l@s docentes.
No puedo decir mucho más porque no tuve la fortuna de estar en servicio en esta cuarentena, sino de licencia obligatoria.
L@s dejo con una frase que leí en una red social, dicha por un muchacho chileno:
"ya no soporto esta plataforma del orto que no sirve para nada, si ya vamos a perder el año para que nos siguen mandando tarea que solo sirve para estresarme y no aprender nada nuevo debido a que ninguna institución educativa estaba preparada para tener que enseñar en estas condiciones". Creo que se explica sola. Su significado lo ahondaré mejor pronto, a su tiempo, pero me parece interesante remarcar que habla de "perder el año", relacionado a que se abolieron las notas en este ciclo lectivo (o eso es lo que yo interpreto) como si eso tuviera una importancia tan relevante en su futuro académico. Lo cual es cierto, pero no debería. Los aprendizajes significativos y las habilidades sociales son los objetivos más importante de la escuela, según mi punto de vista por supuesto, pero al parecer las instituciones educativas no buscan eso, sino segregar y etiquetar a sus alumn@s en "buenos", "malos", "regulares" o cualquier tipo de clasificación inútil. Puedo quedarme horas puteando al Sistema Educativo, pero quiero seguir con mi vida; es más lindo hacerlo con alguien cara a cara. Ya podré hacerlo en entrevistas y generar el cambio que pretendo.
Hablando de eso, voy casi 40 páginas escritas de mi futuro libro, el cual espero que arme un lindo bardo. Mi objetivo es convertirme en blanco de críticas siendo que esta creación artístico-investigativa se convertirá en "el libro de referencia para la educación post-pandémica". Qué se yo, soñar no cuesta nada.
Detesto cuando pasa esto. Tener un sueño y sentir que fue cierto
No sé si fue por consecuencia de la situación que se está viviendo o porque creyó que se venía el fin del mundo, pero esta chica me volvió a hablar el 30 de Marzo, lo cual me alegró como no se imaginan. Ella representa en mí más de lo que creí alguna vez que un ser humano me podría generar. Sueño todos los días con volver a verla, con volver a sentir lo que era ir de la mano por la plaza Houssay y burlarnos de las personas que pasaban por ahí cuando eramos más jóvenes. Recuerdo con una abrasiva añoranza subirnos a nuestro árbol y observar a l@s demás. Mirarla a los ojos y entender todo. Ponerme a reír porque podía reír en el mismo idioma que ella. Es la persona que deseo que comparta mi lecho cuando termine mi travesía porque ella me entiende. Porque sabe que si no dejo de viajar es porque tengo una misión, aunque ni yo sepa a ciencia cierta de qué se trata. Pero es lo de menos, confía en mí de todos modos. Me duermo pensando en ella y sueño con despertar y verla a mi lado, teniendo días para debatir sobre quiénes somos y reírnos, poniendo de fondo Intoxicados, Nirvana, Canserbero o alguna otra banda que no sabíamos que teníamos en común.
Seguimos viéndonos no sólo como una compañía sino como una completud. Encajamos en la otra persona, siendo que "nuestros segmentos correspondientes resultan maravillosamente proporcionales". Nos apoyamos sobre la espalda del/la otr@ aunque nos separe un océano y 11500 km de distancia.
Amb@s tenemos recorridos muy particulares, fuera de los cánones normales y nos entendemos así. Ya cuando la conocí ella ya estaba rota y vi su proceso de desquebrajamiento y de resiliencia una y otra vez, estando ¿presente? en muchos de los momentos que le tocó padecer en los últimos años. Siempre fui un descocido como Sally y exploré nuevos territorios para descocer aún más mi psiquis y tratar de entender qué es lo que me empuja para seguir adelante, aunque la respuesta siempre haya estado en el mismo lugar.
Nos gusta pelearnos y discutir porque sí, porque imaginamos toda nuestra vida haciendo chistes de humor negro y filosofando sobre nimiedades con la terquedad de dos paredes hablándose. (Sería hermoso volver a emparedarme con vos.)
Y lloró. Lloró por lo que le escribí porque sabe que me encanta hacer llorar a la gente que amo y porque disfruto de esas lágrimas que me inmortalizan en sus pensamientos. Que no importa cuántos monólogos le dedique (voy tres por ahora) o cuántas veces la nombre acá (doce) o en qué parte del mundo esté, porque por ella sentaría cabeza y bajaría dos cambios (claramente que nunca voy a parar la marcha pero por lo menos desacelerar un poquito para volver a verla) porque necesito recordar que su boca me espera para volver a cerrar mis ojos y soñar en tener alas de nuevo. Lo sé, porque después de conocer a una mujer etérea, ¿puede brindarme alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
Esto es todo por ahora. No quiero seguir escribiendo estando encerrando, quiero volver a dar clase, aunque sea en un Sistema Educativo de mierda como es el inglés. Y quiero tener más ganas de escribir fuera de las barreras gubernamentales. Y quiero abrazar a alguien, eso me haría muy bien.
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