viernes, 1 de mayo de 2020

Un enemigo cruel que siempre hace daño

Escrituras de pandemia. Capítulo tres.
Hola Blog, hoy te toca consolarme.
No siempre puedo escribir temas felices, incisivos o de conciencia social. Cada tanto me agarra la necesidad de mostrar lo que tengo adentro del cuore y el blog me sirve como salida para no enloquecer. Sobre todo cuando no tengo otras alternativas para hablar cara a cara con alguien, como amaría hacer. Pago con soledad el viaje que estoy haciendo. Pocas veces eso me ha resultado beneficioso hasta ahora, sobre todo desde que abandoné territorio nacional. En esta ocasión estoy sufriendo por algo que en realidad no es tan terrible ni nunca lo fue, pero el silencio en mi habitación se acumula y la música no alcanza para llenarlo. Porque es un silencio de madrugada, que me ahoga porque me habla de la soledad que me envuelve cuando no hay nadie alrededor para completar mis diálogos. Porque me habla de las personas que tuve que abandonar en el camino para seguir viajando, conociendo y haciéndole caso a una voz que me dice "seguí", sin explicarme por qué hago lo que hago ni a dónde pretendo llegar con esto. Lo que daría (-¿qué estaría dispuesto a dar?-) por volver a pasar una noche charlando con alguna de ellas, quienes supieron entenderme y a quienes les estoy infinitamente agradecido por darme la oportunidad de mostrarme sin la máscara y sin maquillaje. Ellas vieron lo que se esconde detrás del personaje y aún así aceptaron quedarse. Se preocuparon por mí. Me brindaron su cariño con una sonrisa y me permitieron abrazarlas sin tapujos, escondiéndonos en la oscuridad.
No acostumbro a estar acompañado, o mejor dicho, no recuerdo la última vez que lo estuve de verdad. Creo que pasaron cuatro años hablando en serio; el resto fue circunstancial o fortuito. Pero siempre agradezco por esas oportunidades, porque sé que son como estrellas fugaces en la cabeza de Kairós, rechazándolas muchas veces porque "debo irme, mi planeta me necesita".
Quién sabe si podré practicar la reproducción de nuevo pronto, no veo un panorama prometedor en frente. Y no hablo acá de un encierro masivo, sino de las chances que se aparecen ante mí. Nulas, con un mínimo margen de error.
Tampoco puedo asegurar que la que afirmo como mi único amor correspondido actual lo sea. No sé lo que ella siente por mí, siempre me esquiva cuando tenemos que hablar de eso de frente. Inflo su ego (como si lo necesitara realmente...) y sigo viaje. La respuesta es tierna, pero ambigua en cuanto a las palabras que busco. Quizás me quiere como amigo, como consejero o como "una voz en el teléfono", no como alguien a la par. Porque no estoy y "vos no estabas ahí cuando lloré por vos". Tenés razón. Falté a mi deber como amante y pago por mi incapacidad de quedarme quieto para amarte cara a cara. Espero que en el futuro la cosa cambie. No puedo saberlo todavía. Mientras tanto, seguí dando vueltas al Sol; a ver si algún día me alcanzás.
No puedo enojarme con ella. Fer tenía razón: "no podés culpar a una chica porque no gusta de vos", pero ese fue otro caso, mi querido amigo. Ella es diferente, es mi faro, mi esperanza, mi luz al final del túnel, aunque no sea ni judía ni docente como tenía en el esquema. ¿No es demasiada presión ficticia depositada en una sola persona? No sé, ya no me hago más esas preguntas. ¿Si ella no estuviera, qué harías? ¿Te sentirías mejor o peor? Ya está, no puedo volver el tiempo atrás y no-llamarla cuando estábamos ensayando en la plaza. Ya me cambió la vida y me dio razones para sonreír incluso en los momentos en que casi NADIE me quería escuchar y me tiraban flechas. De alguna manera que no pretendo entender, ella escuchaba cuando le decía "buenas noches, Dolly" en Kenya o en Tanzania, como si fuera un Bobo o un Pato.
"Hay más peces en el mar". Absurdo. Completamente absurdo y patético. En primer lugar comparar a cualquier ser humano con ella, más allá de los fines reproductivos, es un fiasco, no se puede. No hay nadie que me entienda a ese nivel y qué se yo si otra piba mujer después de conocerme durante seis años y medio conectaría conmigo como yo conecto con ella.
Aparte que, admitiéndolo con vergüenza, después de usar Tinder, Badoo y Bumble me doy cuenta que no soy atractivo físicamente, o por lo que se supone que sea "un hombre" o no sé qué mierda de mentiras se dicen las mujeres cuando quieren empezar a hablar con alguien. ¿Debería mentirme a mí mismo y poner una foto que no soy yo? ¿Debería chamuyar en las características de mi vida? ¿Olvidarme de mi ideología y hacerme un Instagram, como hace la gente normal? Por eso los filósofos no se reproducen (aparte de que la mayoría son más feos que la mierda; probablemente ella esté con el único que tiene algo de facha y buen gusto).
Coger por coger no es lo mío, no es mi estilo. Está bien que lo hago en cuentagotas en la historia de mi vida y que estoy SEGURO que cuando ya esté formando familia o no necesite más, ahí me van a empezar a dar pelota en serio, pero es el ahora el que me preocupa. En Argentina dentro de todo tuve un buen resultado y podía sentir que algo lindo me veían. Afuera...no (descontemos las ocasiones en África por favor, eso no tiene que ver conmigo sino con mi color de piel).
Duele la soledad. Es hermoso tener mis tiempos, vivir la vida que vivo, tener el apoyo de la gente que más me quiere, pero ELLA no está. Estoy perdidamente enamorado y le perdono todo, como hice siempre, porque le debo mucho y es un ser dulce y adorable, independiente de mí. "No podés ser la mujer de mi vida porque tenés que ser la mujer de tu propia vida" rezaba la frase de amor-punk y tiene razón. Te seguiré mirando en el cielo estrellado de mis sueños, deseando que estés a mi lado, que quieras besarme la próxima vez que estemos a menos de diez mil kilómetros de distancia. Pero sos libre de no hacerlo si no querés.
Onceava vez que te hablo desde acá. Sé que no llevás el registro, por eso te tiro culpa (y para que te acostumbres, si tenés pensado pasar algún tiempo conmigo en el futuro). Pero esta vez no es una ocasión feliz o una oda a tu presencia, es un pedido de auxilio para que me saques de este suplicio, o aunque sea le des una respuesta a mi ruego. No voy a molestarte más. "No sos una molestia, bobo". Ya nos conocemos lo suficiente como para saber la respuesta a eso y no tiene sentido discutir por algo tan tonto. Te va a hacer mal y no quiero. Tu bienestar es lo que más me importa, más allá de lo que digan las cartas de Tarot.
La excitación de ese primer día es hermosa. Cada una de todas las veces que me lo hiciste: en La Plata, en Bariloche y la última. Por eso te sigo escribiendo y sigo sintiendo lo mismo. Aunque ese fuego se vuelva una llama sólo incandescente, vuelve a crecer y me enciende completamente cada vez que escucho tu voz o siento que me llamás. Es hermoso.
Ya está, esta entrada va a ser corta porque no tiene ningún sentido, sólo quería decirte lo que siento ahora mismo. No sé si lo vas a leer algún día pronto sin que yo te pida "che, ¿leíste mi blog?" porque en serio que no tenés la obligación ni la necesidad. Siempre me vas a ver escribiendo, tengo que documentar todo lo que pueda. La vida no repite los días y las oportunidades pasan, como una adolescente rubia caminando por la plaza de Callao.
No quiero llamarte más, tengo miedo que me digas que ya no me necesitás. Prefiero la ignorancia.