jueves, 29 de diciembre de 2022

En Argentina nací

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Primero quería hacer un posteo para terminar el año.
Segundo: Francia.
Voy a ponerme a descuartizar este chiste, por que no es sólo el patrioterismo y el egocentrismo rioplatense lo que lo impulsa, sino la necesidad de reírse de los poderosos (y últimos campeones mundiales, por cierto). Porque nos queremos olvidar por un ratito todo lo que le debemos y/o robamos a Francia (la Constitución, la arquitectura de Buenos Aires, filósofxs y psicólogxs, la inspiración para la protesta popular, la anarquía, costumbres gastronómicas, etcétera) para verlos como un país europeo, un país que tiene una economía estable, que tiene problemas muy distintos a los nuestros pero que en líneas generales parece estar más acomodado en el mapa mundial (olvidando su conflicto con los refugiados, los países africanos, la falta de consideración hacia sus ex-colonias, los atentados, tener cantidades ridículas de turistas todos los días en las grandes ciudades, etcétera) que un país que trata de no caerse del mapa y partirse. Porque detrás del chiste está el guiño hacia quienes somos, hacia lo que nos hace bien como grupo humano y hace que no puedan entendernos en otro lado: somos políticamente incorrectxs y lo sabemos. Somos esa mezcla de luchas constantes para conquistar derechos que merecíamos desde hacía tanto tiempo pero a la vez nos burlamos de quien no es como nosotrxs. Somos el abrazo con un/a desconocidx que no vas a volver a ver en tu vida pero que en ese momento te presta el hombro, enfatizando en que habla tu idioma y te mira a los ojos porque te ve como un/a igual. Somos quienes nos escandalizamos porque lxs políticxs de turno no cumplen con nuestras expectativas pero le pedimos a un grupo de deportistas que dejen todo en la cancha... aunque no hayamos votado por ellxs ni podamos manejar su destino.
Entendemos que la épica y el drama son parte de nuestra vida, como siempre lo fueron y serán de nuestra Historia. Porque todavía nos cuesta ver a un hombre llorar por una relación de pareja, pero no nos sorprende en lo más mínimo que le diga a un futbolista que lo ama con todo su corazón y le dedique palabras de amor a quienes visten su camiseta. Porque el machismo estará enraizado en la sociedad, pero no entiende de pasiones latinas tangueras.
Porque nuestra familia es quien está en ese momento de gloria, y también cuando necesitamos consolarnos por el sufrimiento que nos avasalla. Charlas eternas con quienes siempre están, debates inconclusos sobre tácticas que mañana no van a importar, palabras hacia la pantalla que se replican en redes sociales. Y esperanza. Aquel pensamiento mitomágico que hasta lxs más cientificistas creen. Porque lo que sentimos en este país por todo lo que nos pasa Y SOBRE TODO por el futbol no tiene una explicación lógica. No hay un pensamiento científico-matemático que pueda hacer entender que esto no es ensayo y error (como sí le tocó hacer a Scaloni, Samuel y Aimar y todo su equipo), esto no es "encontrar la mejor manera para...", esto va más allá de los sorteos y los rivales difíciles o arbitrajes polémicos, o la plata que se puso o no para que un equipo o un solo jugador ganara una copa. Esto que nos pasa es el consciente colectivo de un pueblo que va más allá de un territorio (¿o me van a decir que lxs argentinxs que viven en Barcelona o en Nápoles o el pueblo bengalí no son argentinxs también?), no es pelear por la patria, es poner a la Argentina en el mapa desde el talento deportivo, como alguna vez lo hicieron Maradona, Manu Ginobili, Luciana Aimar, Carlos Monzón, y otras grandes potencias que figuran en los libros.
Somos la argentinidad que soñaron San Martín, Belgrano, Güemes, Remedios Del Valle, Juana Azurduy y otras personas que pelearon en un frente de batalla, fusil o espada en mano, como se estimaba antes, para que la Argentina existiera en sus comienzos. Pero ahora somos más que un límite geográfico, somos ese abrazo colectivo que se expande alrededor del mundo. Las felicitaciones por un logro de 26 personas + un cuerpo técnico del que yo, creo, no tengo nada que ver pero que aún así me compete. Porque demostramos que para llegar a ese momento, para sortear todos los obstáculos que hay en el medio, para entender que si esas 26 personas pudieron estar en la cancha es porque antes hubo médicxs, docentes, psicólogxs, preparadorxs físicxs, madres, padres, hermanxs, familiares, parejas, amistades que permitieron que esas 26 personas tuvieran la sanidad mental y la preparación física necesaria para ganar seis de los siete partidos; esas seis finales que se vivieron después de que Argentina perdiera el partido con Arabia Saudita.
Y también la fortaleza individual y como grupo. Porque eso demostraron en esta ocasión tanto como en la Copa América del 2021: son un grupo que se quiere y se establece como tal. Hay cariño, hay afecto, hay risas, hay contención, hay apego, hay identificación con la otra persona, no sólo con la camiseta, con el idioma o con el origen de cada unx. Porque es cierto que venían de lugares muy dispares de nuestro territorio, pero se conjugaron en una pelea colectiva. Como también es cierto que sólo uno de los 26 jugadores vive en la Argentina, pero la llevan en su corazón, como me tocó a mí llevarla cuando vivía lejos. Será por una cuestión económica, por querer descubrir nuevos horizontes, crecer profesionalmente, darle un mejor futuro para la familia o el motivo que quieran, pero estas 26 personas demostraron que a la Argentina la quieren con el corazón y que saben aprender de los errores, saben equivocarse y saben ser fuertes con la picardía y el apoyo mutuo que nos caracteriza. 
Este mundial quedó inmortalizado no sólo en una tercera estrella en el escudo y miles de tatuajes en pieles que lo sienten, sino que quedó inmortalizado porque hace mucho tiempo que un equipo de la selección no mostraba esa humildad y juego en equipo tan bello que les hizo llegar a lo más alto de entre 32 selecciones (por última vez). Ver al Papu Gomez comer un pancho sentado en el piso con su familia, como hacía cuando era un jugador poco conocido, saber que Messi aún siendo el jugador más importante del mundo siempre fue y va a Rosario a visitar a su familia en Navidad, ver a Scaloni presentándose en su ciudad natal, cómo lo integran al Kun Agüero a la fiesta como si hubiera jugado con ellos... esta es la Argentina que queremos: la que cierra grietas, la que se abraza con un/a desconocidx, la que hace que una Abuela que no es abuela sea Abuela de todxs, la que le agradece al capitán por darnos una alegría infinita, la que demuestra sus habilidades acrobáticas para subirse a lo más alto, trepar a donde nadie llega porque puede, no porque lo piensa. La locura de ser parte de un pueblo amado por el mundo, que no se explica con palabras sino con coraje y motivación para ir más allá. Más allá de las crisis. Más allá de los estadios de futbol. Más allá de lo que se supone que pase.
Un grupo de personas que llegaron al más allá. Y volvieron con la Copa.




Dejo acá abajo los temas que pensaba tratar en este posteo pero bueno, me dejé llevar por mi poesía, que por suerte a veces me supera.


Cánticos de cancha. Xeno-homofobia
Penales inventados para Portugal y Argentina
Arbitrajes de Países Bajos - Argentina y Marruecos octavos y cuartos de final
Partidos de Argentina
El poema que escribí después de la victoria con Países Bajos
Mi 11 ideal del mundial
Mi gol favorito y por qué
Memes, frases
Messi y su copa
Mantener el récord de Pelé en su lecho de muerte
La terapia como algo positivo (el Dibu)
Un Diciembre feliz
Mensajes de amor entre amigos. Las palabras de Sofía Martinez Mateo a Messi
Ser parte de esa euforia colectiva. La Abuela lalala
Gente que nada que ver hablando de futbol. Entusiasmo a futuro


[Ingenuo yo que pensaba escribir sobre otros temas después de lo que fue esta victoria inmortal. Iluso. Nos vemos el año que viene.]